Feminización de la voz en mujeres transgénero, transexuales y voz grave

Transformación vocal en mujeres transgénero: cómo abordar la feminización de la voz y las voces graves

La transición de género es un asunto delicado, y la terapia de feminización de la voz, una parte fundamental del proceso, para muchas mujeres transgénero.

Nacer con un discrepancia entre el sexo biológico y la propia identidad de género, tiene gran impacto en la vida de una persona, en sus relaciones sociales, en el trabajo, en su propia autoestima, confianza y bienestar físico, psicológico y emocional.

Por distintas razones, buscan ayuda para hacer la transición al género que coincida con su identidad y feminizar la voz, o masculinizarla según el caso.

El tono, el timbre o la inflexión son también indicadores de:

  • El físico: edad, cuerpo, tamaño, estado de salud, estado emocional…
  • El género: Una de las principales formas en que las personas expresan su género es a través de su voz. Las voces femeninas, un tono más alto, un poco más airoso, y con una inflexión más variada que las masculinas. 

Pero además, la voz refleja nuestra identidad, una personalidad.

Es por eso que el cambio de sexo de las personas que buscan una transición requiere no solo de cirugía y terapia hormonal, sino de educación de la voz y comunicación, y atención psico-social.

¿En qué consiste el proceso de feminización de la voz?

Producción de la voz según el género

La forma en que los hombres y las mujeres producen la voz es diferente debido en gran parte a la anatomía de la laringe y las cuerdas vocales, que se encuentran dentro.

La voz masculina es alrededor de 40 Hz más baja que la femenina, porque en la pubertad masculina, el cuerpo de los hombres libera testosterona, que hace que sus cuerdas vocales engrosen, y cuando el aire pasa a través de ellas vibran más lentamente (como unas cortinas pesadas). La nuez o manzana de adán (el cartílago que forma el “bulto”  en la garganta), se encuentra en un espacio más estrecho .

Las voces femeninas, suelen utilizar tonos más altos (agudos) y airosos, debido al tamaño de las cuerdas vocales, que son más pequeñas y finas que las masculinas. Y al hablar utilizan una inflexión más variada que los hombres.

La feminización de la voz en mujeres trasgénero o con voz grave

Más de un 80% de los casos que buscan ayuda, en las clínicas especializadas en disforia de género son personas nacidas biológicamente hombres, que están haciendo su transición a mujer. 

En el tratamiento de transición del género femenino a masculino, se utiliza la testosterona (hormona masculina), que ayuda a engrosar las cuerdas vocales, para así modificar el tono de la voz. Que tiende a volverse más grave en pocas semanas, como ocurre durante la pubertad masculina.

Sin embargo, para las personas quieren hacer su transición a mujer, el tratamiento con estrógenos (hormonas femeninas) no tiene eficacia en la voz. Lo que hace necesario buscar ayuda en la logopedia postoperatoria, para feminizar la voz tras la cirugía.

El resultado puede empezar a notarse tras varias sesiones de terapia, a partir del tercer o cuarto mes. Pero la asimilación e interiorización de los cambios lleva algo más de tiempo.

¿Cúal es el proceso?

¿Cómo se feminiza una voz? Terapia de feminización de la voz

Pero tener una voz femenina no es solo cuestión de tener una voz más aguda. El trabajo personal con la voz debe ser un proceso activo y consciente que engloba una serie de factores.

Los principales aspectos “técnicos” a conocer y con los que se debe trabajar en una terapia de feminización de la voz  son. el tono, la resonancia y la entonación.

Bases de la feminización de la voz, el gesto vocal

El tono

Ya sabemos que en la media el tono masculino es más bajo y el femenino más alto.

Para conocer el tono vocal, se utiliza un parámetro acústico: la frecuencia fundamental, que es el número de veces por segundo que las cuerdas se abren y se cierran, y que en el hombre es de 120 a 140 Hz y en las mujeres de 180 a 230 hz.

Y parece que existe una línea invisible que puede cambiar cómo se percibe una voz. Aunque es un estereotipo, a partir de los 160Hz la voz se identifica auditivamente como femenina.

La resonancia y articulación

La resonancia  se basa en la posición de la voz, es decir  en el lugar donde se coloca la voz antes de ser emitida.

El tamaño del espacio donde la voz resuena, hará que la frecuencia sea más alta o más baja. Al hacer los espacios más grandes la voz suena más oscura y cuando son más pequeños más brillante (más femenina).

Lo que se pretende es que el sonido se coloque más hacia el frente de la boca (cercano a los dientes) para producir un sonido más limpio que si se coloca en la parte más interna de la boca.

Como por ejemplo al pronunciar una “O” (más oscura y grave, que una “I” más brillante y fina.

Por tanto el tono dependerá del espacio del tracto vocal y dentro de la boca.

La entonación

La entonación, que son las curvas y matices que produce nuestra voz a medida que sube y baja, y que expresan sentimientos y emociones.

Estos aspectos se trabajan con ejercicios  de modulación de la voz, que ayuden a comprender y “recordar” esos sonidos y movimientos, y adquirir memoria muscular y sensorial, hasta que se vuelve algo casi reflejo

Expresividad

La forma de hablar de los hombres, es menos “melódica” y con una entonación más controlada o lineal (se mantiene un rango de unas tres notas).

La voz femenina, se mueve en un rango de toda una octava, por lo que tiene más notas, más subidas y bajadas. 

Por eso, una de las primeras necesidades es aprender a feminizar la entonación dándole cadencia y movimiento, más expresividad

Las mujeres trans deben trabajar tanto el aspecto físico como la prosodia, relacionada con la entonación, el acento o el ritmo.Y por supuesto unir todo esto a otros indicadores básicos de la comunicación  como la imagen, el lenguaje corporal, la postura, los gestos y expresiones faciales.

Errores comunes en el proceso de feminización de la voz

La ayuda profesional permite evitar errores comunes y lograr una voz más femenina de forma saludable y efectiva.

Buscar el falsete como sonido base 

Durante la adolescencia masculina, el falsete sería el “sonido intermedio” que se produce durante la evolución entre su voz aguda infantil y su voz grave de adulto.

Las cuerdas vocales no pueden resistir el flujo de aire, lo que resulta en un sonido más agudo y airoso, pero “hueco”, y no precisamente fácil de controlar.

Y es muy común que al buscar una voz más femenina, las mujeres trans, tienden a buscar este sonido como base..

El tono depende de lo rápido o lento que se cierran y abren las cuerdas, y varía según el tamaño, longitud y masa de las mismas. También, define la cantidad de armónicos disponibles, y esto se controla mediante la tensión superficial de las cuerdas.

Conocer este mecanismo, puede ayudar a evitar el modo falsete cuando se intentan alcanzar tonalidades agudas.

La importancia de manejar resonadores

Los resonadores no son “unos huecos”  donde hay que colocar y hacer rebotar el sonido. Sino no como un espacio vacío, lleno de posibilidades para controlar la resonancia a través del movimiento de músculos ( labios, lengua) que cambia el tamaño y la forma de las cavidades.

Obsesionarse con las notas agudas 

Centrarse en las notas más altas suele ser un error común. Pero en realidad lo interesante, es centrarse en el tono más bajo que la voz actual alcanza, y “eliminar esa zona” dejándola fuera del rango vocal, preferiblemente sobre los 150db.

Buscar el sonido y después la resonancia. 

La resonancia debe aplicarse antes de emitir el sonido. Algo que hacemos de forma natural cuando suspiramos o bostezamos. Se coge el aire, se crea el espacio y por último el sonido. Es fundamental buscar la forma, crear el espacio de esa resonancia, para que el sonido que queremos obtener no se pierda.

La búsqueda de la voz susurrada. 

Las cuerdas se mueven como cortinas empujadas por el aire, cuanto más suave y lento es el movimiento, más susurrado será el sonido.

Pero la idea generalizada de que la voz femenina es más airosa, lleva a cometer errores. Como una apertura y tensión excesiva de las cuerdas vocales, haciendo que el sonido salga  entrecortado, o medio “ahogado”. Además del riesgo de dañar las cuerdas

El control absoluto y la parálisis por análisis

Una vez que se conoce el funcionamiento de los músculos resonadores, es casi inevitable pensar en ellos y en controlar sus movimientos, al intentar alcanzar distintos tonos, como ocurre al cantar.

Pero estos movimientos son un conjunto de distintos micromovimientos musculares que no son tan fáciles de controlar.

Por eso, lo ideal es pensar al revés. Pensar en ese sonido que se pretende alcanzar y hacerlo. Y eso nos enseñará la función o movimiento muscular necesario para que el cuerpo lo pueda recordar.

Si pensamos en controlar cada pequeña acción, lo más probable es encontrar bloqueos, o dudas que paralizan la salida natural y relajada del sonido. Y no ayuda a explorar y descubrir otros sonidos y matices de la voz.

Obviamente conocer y entender los mecanismos es muy importante. Pero la información se debe usar para interiorizar el proceso sin dejar que “una técnica perfecta” domine el aprendizaje.

Enfocarse en la meta y no escuchar de forma activa y consciente

El cambio de voz se basa en una escucha activa y consciente. Aprendemos a hablar escuchando y repitiendo, por imitación. Nadie nos enseña

La imitación es la forma más natural del ser humano en el aprendizaje. Es parte de nuestra naturaleza, está  en nuestra genética. Y eso es una gran ventaja en el proceso de feminización de la voz.

Aunque al principio no es sencillo, los oídos se irán acostumbrando, reconociendo tonalidades y comprendiendo cómo el cuerpo las maneja, hasta que se convierte en algo inconsciente.

La única forma de evolucionar es “darse cuenta” y hacerse preguntas, como por ejemplo:

¿Qué es lo que está bien o mal dentro de este sonido?  ¿Qué diferencia hay entre uno y otro? ¿y en el movimiento muscular? ¿y en la presión de aire?

Puedes describir estas respuestas con una imagen mental en tu cabeza, ya sea a través de adjetivos, colores, sabores, números o cualquier concepto que te ayude a tener una idea más clara y a recordar la experiencia que sientes.

Uno de los principales temores que nos paraliza, es escuchar un sonido que no es como quisiéramos, pero ese no es el resultado, es natural y es solo parte del proceso necesario para oír lo que no está bien y poder corregirlo.

Si a la autocrítica, pero constructiva

Aunque el proceso de cambio de  tu voz sea importante para tí, juzgarte duramente no te ayudará. 

La voz no define tu identidad, tu identidad forma tu voz.

Cometer muchos errores es algo inevitablemente necesario para alcanzar una meta. 

Pero esto no se consigue de un día para otro, sino con constancia y el desarrollo de habilidades básicas, no poniendo el foco en sí la voz suena más a hombre o mujer. 

La necesidad de aceptación social

Muchas personas buscan feminizar su voz, más que por un deseo personal, por la necesidad de aceptación.

Ya que se suelen enfrentar a problemas que dificultan su vida diaria, creando inseguridades como la vergüenza, el miedo a ser juzgadas, o cuestionadas a través de su voz.

Surgen dificultades en situaciones comunes que se vuelven vitales.

Como el que su voz no se identifique como femenina a través del teléfono, o que sonidos tan orgánicos como la risa, el llanto, un gemido o un bostezo incontrolado suene masculino “delatando” su género biológico, para recibir miradas de duda nada agradables.

Por eso, los especialistas coinciden en que este proceso es más sencillo una vez que han realizado la transición completa al género deseado y viven como mujer al 100%, en este caso.

Esta sensación genera timidez y desconfianza que muchas veces conduce a uno de los errores más grandes. Esconder la voz en lugar de conocerla para transformarla.

El reto de la feminización de la voz

Las personas que realizan un proceso de feminización de la voz adecuado se enfrentan a un gran reto, poder identificar su voz con su identidad género.

Para muchas, la voz es una parte inseparable en este proceso de cambio de género, y la relación con ella no es siempre fácil.  Ya que se puede sentir como un “cuerpo extraño” al principio.

Requiere de mucho trabajo. No solo para cambiarla, sino para quererla.

Un trabajo consciente que regresa en forma de  seguridad, confianza y bienestar físico, mental, y emocional.

Parece que todo está controlado, pero de repente una risa o un gemido pueden hacer que la voz antigua regrese y que la persona se sienta de alguna forma “expuesta” debiendo recuperar el control inmediatamente.

Pero es algo que sin duda puede lograrse con constancia y el respeto que merece ese instrumento tan valioso, la voz.

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