La voz y las emociones

Cómo tu voz Influye en tus Emociones y tus emociones en tu voz

La voz no es solo una herramienta para comunicarnos; es un reflejo directo de nuestras emociones, nuestro estado de ánimo y, a veces, hasta de nuestra salud. ¿Alguna vez has notado cómo cambia el tono de tu voz cuando estás feliz, triste, nervioso o enojado? ¡Es impresionante cómo el sonido de nuestras palabras puede transmitir lo que sentimos sin necesidad de explicarlo!

En este artículo, vamos a conocer mejor la conexión única entre la voz y las emociones, y cómo esa relación puede ser la clave para mejorar nuestra comunicación y bienestar.

Cada persona es única, la voz también

La voz es la forma más antigua de comunicación. Nuestros antepasados la usaban para sobrevivir, comunicarse con la naturaleza o sanar, y los animales pueden entender el significado de la entonación humana. La voz es una herramienta de supervivencia, que servía para expresar, peligro, excitación, enfado o alegría.

Es sorprendente cómo cada persona tiene una voz única, casi como si fuera una huella dactilar. La razón de esto radica en las diferencias físicas entre nosotros, como la forma de la laringe, los resonadores nasales, y hasta las características de nuestras cuerdas vocales. Pero no solo esto, también influyen factores emocionales y psicológicos que modifican nuestra voz a lo largo del tiempo.

Las emociones que experimentamos, las experiencias que vivimos, y hasta el entorno social en el que nos desenvolvemos, alteran la forma en que hablamos y cómo suena nuestra voz. Un día puedes tener una voz suave y tranquila, y al siguiente, debido al estrés o a un evento emocional, tu tono puede volverse tenso o áspero. ¿Hablas igual al levantarte, que a mediodía, que después de un día de trabajo intenso ¿a que que no?. La voz cambia con el paso del día, las actividades que realizamos y nuestras interacciones con los demás.

El lenguaje hablado es muy variado, pero las emociones son universales.

La voz, reflejo de tu estado emocional

Desde que nacemos, comenzamos a emitir sonidos que comunican emociones, y esas emociones influyen directamente en cómo suena nuestra voz. Cada cambio emocional modifica nuestra respiración, la tensión en nuestros músculos y la forma en que vibran las cuerdas vocales. Esto demuestra cómo la voz actúa como un reflejo fiel de lo que realmente estamos sintiendo.

La ciencia ha demostrado que cuando estamos estresados, tristes o alegres, el tono y el ritmo de nuestra voz cambian, lo que hace posible que los demás perciban nuestros estados emocionales sin que usemos una sola palabra.

Cuando hablamos con alguien cercano, por ejemplo, puedes sentir en su tono si está preocupado o emocionado, incluso antes de que te cuente qué le pasa. Esto nos lleva a pensar que la voz es mucho más que un simple sonido; es una verdadera herramienta emocional.

Importa lo que decimos, pero importa tanto o más cómo lo decimos

La regla 55-38-7 del psicólogo Albert Mehrabian establece que el 38% de la transmisión emocional en la comunicación proviene del tono de voz, mientras que solo el 7% corresponde a las palabras que decimos. Esto significa que, si bien lo que decimos es importante, la manera en que lo decimos tiene un impacto aún mayor en cómo se recibe el mensaje.

Importa lo que decimos, pero importa tanto o más cómo lo decimos.

Cómo influye la voz en las emociones. Cómo tu tono puede cambiar tu estado de ánimo.

El tono de voz no solo refleja lo que sentimos; también puede influir en cómo nos sentimos y cómo nos perciben los demás. La voz y las emociones van unidas.

La voz que usamos tiene un impacto directo en cómo nos sentimos, ya que influye en nuestras emociones y en nuestro estado mental.

El tono y volumen de nuestra voz pueden reflejar nuestro estado emocional y también cambiar cómo nos sentimos. Un tono bajo y monótono puede hacernos sentir más relajados o tristes, mientras que un tono alto o vibrante puede generar sensaciones de ansiedad o excitación. Hablar en voz alta puede hacernos sentir más enérgicos, mientras que una voz suave puede inducir tranquilidad.

El ritmo y la velocidad de nuestra voz también son clave. Hablar rápido puede estar relacionado con la ansiedad o la excitación, mientras que hablar lentamente favorece la calma y la reflexión. Un ritmo más pausado ayuda a poner orden en nuestros pensamientos y a regular nuestras emociones, dándonos una sensación de control.

La respiración es otro factor crucial. Hablar mientras respiramos de forma superficial puede generar tensión y estrés, mientras que una respiración profunda y controlada, especialmente utilizando el diafragma, induce una sensación de relajación y bienestar.

¿Cómo la emoción se refleja en las características acústicas de nuestra voz?

Cada emoción tiene una firma acústica única. A continuación, te dejamos algunos ejemplos de cómo las principales emociones se reflejan en nuestra voz:

La tristeza, la ira, el disgusto o la felicidad, se pueden distinguir en función de algunas características sonoras acústicas, como como: acento, ritmo, pausas, entonación y articulación. Y por supuesto: los elementos paralingüísticos, o no lingüísticos, como la risa, el llanto, un suspiro, un grito o el propio silencio.

Cuando estamos tristes o molestos, nuestra voz tiende a volverse más lenta y grave. Por el contrario, cuando estamos contentos o emocionados, el tono se eleva y el ritmo de habla se acelera. Incluso cuando no estamos del todo conscientes de lo que estamos sintiendo, nuestra voz puede delatarnos. Por ejemplo, si estamos nerviosos, es posible que nuestra voz tiemble o que empecemos a hablar más rápido de lo habitual. Esto se debe a la tensión emocional que afecta los músculos involucrados en la producción de la voz.

Señales emocionales de la voz

Las señales visuales ¿despistan?

Michael Kraus, psicólogo social y profesor en Yale, ha demostrado que las señales visuales, como la expresión facial, la tensión muscular, la postura o los gestos, nos distraen, porque reducen nuestra capacidad para detectar correctamente las verdaderas señales emocionales de otros. 

Para ello realizó un estudio, en el que los voluntarios debían escuchar varias conversaciones en vídeo entre dos personas, pero con los ojos tapados. Sin poder ver, identificaron las emociones de quien hablaba de forma más exacta, que los que escucharon y además vieron las imágenes.

Kraus llegó a dos conclusiones: uno, que el canal de la voz lleva más información emocional que las expresiones faciales, gestos o postura. Y dos, que interpretar sentimientos es más orgánico y sencillo sin señales visuales.

¿Tú que piensas?

El tono

Otro estudio realizado en Francia, consistía en hacer escuchar a un grupo de voluntarios la misma palabra, dos veces y con dos tonalidades diferentes. Cada persona escuchó 1500 parejas de palabras Después, les preguntaron cuál de ellas sonaba más autoritaria. La mayoría coincidió en su respuesta.

Pero ¿qué hay de interesante en esto?

El tono de las voces que escuchaban fue anteriormente modificado al azar por ordenador. Es decir, no había intención previa de que el tono fuera más o menos autoritario cuando se grabó. Sin embargo, los participantes coincidían en un tono con un sonido concreto, que interpretaban como más dominante. Demostrando que hay pequeños matices en el tono de voz que son comunes, y que crean juicios sociales en las personas.

La ciencia detrás de la voz: máquinas que «leen» emociones

La ciencia, se adentra cada vez más en en la comprensión de la voz humana y cómo, a su vez, podemos «escuchar» las emociones de los demás a través de su voz.

Hay dispositivos capaces de escuchar tu ritmo de respiración, tu entonación, la frecuencia de tu voz, y otros parámetros para determinar tu estado emocional y de salud. Las máquinas ya pueden identificar cuando alguien está estresado, ansioso o deprimido. Un avance fascinante, a a la vez que inquietante, para la salud emocional. Mediante estos avances sería posible, por ejemplo, ayudar a predecir el futuro de una relación analizando diferentes parámetros de la voz.

De hecho, algunos sistemas incluso están siendo diseñados para sugerir a las personas que consulten a un médico o terapeuta si el análisis de su voz indica posibles problemas de salud emocional. La tecnología ya utiliza estos avances para ayudar (o embrollar, según el caso) a las personas en su desarrollo personal, en sus relaciones profesionales y hasta en sus interacciones sociales.

Escuchar y cuidar tu voz para mejorar tu bienestar emocional

Tu voz es más que un medio para comunicar ideas; es un verdadero reflejo de tu estado emocional y físico. Reconocer cómo las emociones influyen en tu voz puede ser clave para mejorar tanto tu bienestar emocional como tus relaciones interpersonales. Escuchar tu voz y las señales que transmite te permite comprender mejor lo que estás sintiendo y tomar decisiones para manejar tus emociones de forma más efectiva.

Además, aprender a cuidar tu voz es esencial, especialmente en momentos de estrés o cuando enfrentas situaciones emocionalmente difíciles. Técnicas como la respiración profunda, el control del tono y el relajamiento vocal pueden ayudarte a gestionar tus emociones de manera más efectiva. Y lo mejor es que, al mejorar tu bienestar emocional, estarás fortaleciendo tu voz a la vez, lo que te permitirá comunicarte de manera más auténtica y emocionalmente conectada.

En la voz hay mucho más que sonido, también es silencio. La voz auténtica parte de lo más profundo. Sin emoción no hay expresión, y lo que se escucha se convierte en ruido

Conclusión: la voz como clave para conocer y expresar tus emociones

Tu voz es una poderosa herramienta emocional. Escuchar y entender cómo se manifiestan las emociones a través de tu voz no solo te ayudará a mejorar tu comunicación con los demás, sino también a reconocer y gestionar tus propios estados emocionales.

Por lo tanto, una buena manera de mejorar las relaciones, es escuchar y prestar atención a las señales no lingüísticas que transmite la voz propia y la ajena.

La próxima vez que hables, pon atención a cómo lo haces: tu voz está hablando por ti antes de que las palabras lleguen. Y si aprendes a controlarla, podrás conectar mejor contigo mismo y con los demás, mejorando así tu bienestar emocional.

¿Te escuchas? ¿Prestas atención a estas señales cuando hablan los demás?

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