CONTENIDO
La evolución de la voz humana: un viaje desde su origen hasta su futuro.
La voz: nuestra herramienta de comunicación más orgánica. ¿Cómo ha transformado nuestras interacciones?
La voz ha sido esencial para la supervivencia de la humanidad desde tiempos inmemoriales. Cuando no existía el lenguaje hablado, nuestros antepasados se comunicaban a través de sonidos sin palabras, lo que les permitía expresar emociones y comprender las de los demás. Pero, ¿Cómo ha evolucionado la voz desde entonces?
La voz no solo nos permite comunicarnos, también tiene el poder de remover recuerdos, despertar emociones y provocar sensaciones en quienes la escuchan. La ciencia sigue investigando cómo nuestro cerebro procesa los sonidos y cómo estos afectan a nuestras emociones y pensamientos.
¿Cuándo empezamos a hablar? Un vistazo a los orígenes del lenguaje humano.
Según las teorías biológicas sobre cuándo nos convertimos en humanos suelen girar en torno a nuestra capacidad para caminar erguidos y al desarrollo de un cerebro más complejo. Sin embargo, los mayores cambios que permitieron el surgimiento del lenguaje y, por tanto, de nuestra voz, se dieron en el aparato fonador.
El cráneo cambió de forma, el rostro se aplanó, la lengua se desplazó hacia atrás, la laringe se alargó y bajó junto a las cuerdas vocales, haciendo más espaciosa la cavidad de la boca, una especie de «recinto acústico», que facilitaba la producción de nuevos sonidos utilizados en el lenguaje.
Nuestro cuerpo es un instrumento musical complejo. A través de la boca podemos producir más de 300 sonidos diferentes, y para ello, cientos de músculos trabajan en conjunto. Las cuerdas vocales, por ejemplo, tienen la capacidad de vibrar hasta 100 veces por segundo.
Voz y cerebro: La conexión entre el sonido y nuestras emociones
Nuestro cerebro no solo procesa las palabras, sino que responde con mayor intensidad a las emociones que detecta en la voz humana. Esta parte del cerebro, responsable de identificar sentimientos como miedo, felicidad, asco, alerta o enfado, sigue siendo crucial para nuestra supervivencia, ya que nos ayuda a interpretar el estado emocional de los demás sin necesidad de palabras.
Pero además, la voz no solo transmite emociones, también revela aspectos de nuestra personalidad y es esencial en nuestras relaciones. Nos permite conectar a un nivel más profundo con las personas que nos rodean.
Evolución de la voz biológica y su impacto en la expresión auténtica
Durante la gestación. Percepción temprana del sonido:
Desde antes de nacer, los bebés ya comienzan a formar una conexión con las voces de su entorno. Aunque aún no pueden entender el lenguaje, sienten las vibraciones de las voces que los rodean. El vínculo con la voz materna es tan profundo que, incluso en el vientre, el bebé puede reconocer el tono y el ritmo de la voz de la madre.
Desde el último trimestre, el feto puede escuchar sonidos externos filtrados por el líquido amniótico, lo cual influye en su desarrollo neurológico y emocional y establece bases para su futura musicalidad y capacidad vocal.
Nacimiento y respiración:
El primer llanto activa los pulmones y marca la transición a la respiración independiente.
Los bebés se comunican a través de sonidos, los cuales, aunque no son palabras, transmiten mensajes claros: sorpresa, alegría, enojo… Lo interesante es que, incluso sin hablar, el bebé «crea» su propio lenguaje emocional, un lenguaje basado en sonidos primarios.
El bebe
En los primeros cuatro años de vida, la laringe del bebé experimenta grandes cambios. A medida que crece, la laringe desciende, lo que le permite producir una gama más amplia de sonidos. Este proceso es fundamental para poder hablar. Esta transformación permite la producción de sonidos más complejos que son necesarios para desarrollar un lenguaje claro.
La forma en que hablamos a los bebés es muy diferente de cómo nos dirigimos a otras personas. El «habla dirigida al bebé» es musical, exagerada, con un tono agudo y cantarín, lo que permite una conexión emocional inmediata. Esta forma de hablar no solo captura la atención del bebé, sino que también fomenta el desarrollo cognitivo y emocional en los primeros meses de vida.
juegan un papel fundamental en el vínculo afectivo entre madre e hijo. Cada inflexión en la voz, cada cambio en el ritmo, tiene un impacto significativo en la forma en que el bebé se siente y responde al mundo.
Infancia
A los tres meses, emociones como la ansiedad pueden afectar la expresión vocal, resultando en bloqueos físicos en la garganta. Esto condiciona patrones respiratorios ineficaces que limitan la potencia vocal.
La presión social empieza a impactar en la infancia, impulsando a muchos a reprimir su voz auténtica, alejándose de su verdadera expresión emocional.
Adolescencia
En esta etapa, se adoptan «máscaras» para encajar socialmente, usando una voz que no refleja su verdadera identidad. Existe un conflicto entre cumplir con las expectativas externas y ser fiel a uno mismo, lo que se manifiesta en una voz más tensa o forzada
Educación
La importancia que se da a los logros académicos en la adolescencia, desvía a los estudiantes de su voz interior y sus verdaderos intereses, generando desconexión de sus auténticas pasiones.
El conocimiento innato se desvanece, ya que el enfoque en la educación tradicional limita la exploración de la propia voz y expresión genuina.
Re-conexión
Reconectar con la voz auténtica implica explorar emociones y experiencias para liberar bloqueos acumulados.
Un espacio seguro y de apoyo facilita el autodescubrimiento , o «re-descubrimiento«, ayudando a transformar la voz en una herramienta de comunicación poderosa.
La voz y las emociones: ¿Qué sucede con nuestras emociones cuando crecemos y cómo afectan a nuestra voz?
Voz y emociones en el habla
A medida que crecemos, nuestra relación con la voz se vuelve más compleja. Mientras que en la infancia la voz es libre, juguetona, casi sin restricciones, con el tiempo comenzamos a experimentar una gran variedad de emociones que pueden afectar cómo usamos la voz.
Poco tardamos en comenzar a sentir miedo, frustración, vergüenza… y entonces nos empeñamos en tratar de ocultar o controlar lo que sentimos.
Esta represión emocional puede generar una tensión interna, una especie de «olla a presión» donde las emociones no tienen espacio para salir. ¿Y qué pasa cuando no dejamos que la voz fluya de manera natural?
No solo creamos una barrera emocional, sino que inconscientemente el cuerpo se ve afectado: músculos tensos, respiración superficial, problemas digestivos, contracturas y hasta trastornos en la piel. La represión de nuestras emociones puede tener consecuencias físicas más serias de lo que imaginamos.
Las neuronas espejo: ¿Cómo la voz de los demás nos afecta emocionalmente y qué revela de nosotros mismos?
Las neuronas espejo juegan un papel crucial en nuestra interacción social. Se activan cuando vemos a alguien realizar una acción, pero también se activan cuando escuchamos su voz. Si alguien está enojado, feliz o nervioso, no solo percibimos esas emociones, sino que las sentimos en nuestro propio cuerpo. Las vibraciones en la voz, el tono, el ritmo, y el volumen despiertan respuestas emocionales en nosotros, como palpitaciones, escalofríos, o «carne de gallina».
Este fenómeno es una muestra de cómo la voz no solo comunica palabras, sino también emociones profundas. Nos permite sentir empatía, conectar de manera más profunda con los demás, e incluso detectar si alguien está mintiendo o siendo genuino.
Además, nos impulsa a imitar, a responder de manera inconsciente a las emociones de los demás, lo que facilita la creación de vínculos y la comprensión emocional mutua.
¿Qué ocurre cuando perdemos nuestra voz? El impacto emocional y social de la pérdida vocal
Perder la voz debido a una enfermedad, cirugía o accidente es más que una simple dificultad física. Es un aislamiento emocional. La capacidad de comunicarnos a través de la voz es tan innata a nuestra identidad que cuando se ve afectada, podemos experimentar un profundo sentimiento de desconexión.
Cuando no funciona el mecanismo para recrear sonidos tan naturales como la risa o el llanto. cambia nuestra manera de relacionarnos con el mundo.
Las tecnologías de voz, como los sintetizadores de voz o los sistemas de comunicación asistida, han evolucionado para ayudar a estas personas, pero aún no pueden replicar la expresión emocional que la voz humana natural transmite.
La pérdida de voz, aunque reparable a través de la tecnología, puede causar una sensación de vacío emocional que va más allá de la dificultad para comunicarse.
Voces robóticas. Cuando la tecnología intenta ser humana
Nuestra voz es un regalo de la anatomía, una seña de identidad, única como las huellas dactilares.
La tecnología ha avanzado tanto que la voz humana ya no es exclusiva de los seres humanos. A lo largo de los años, se han desarrollado sintetizadores de voz que intentan emular la tonalidad, el ritmo y las emociones que nuestra voz transmite.
Pero, claro, aunque la tecnología de voz está avanzando a pasos agigantados, aún no ha logrado igualar el toque humano. A veces lo hace bastante bien, sí, pero cuando se trata de emoción genuina, las máquinas no tienen nada que hacer.
¿Realmente necesitamos que un robot imite nuestras emociones?
Los imitadores de la voz humana: Evolución de las máquinas habladoras
A lo largo de los años, tecnologías han intentado imitar las ondas sonoras de la voz humana, pero siempre con un toque artificial que no puede ocultar que la humanidad sigue siendo algo insustituible. Es divertido pensar que, al final, por mucho que la ciencia intente, el alma de la voz sigue siendo solo nuestra.
Volvamos al año 1769. El inventor Wolfgang von Kempelen creó una “máquina habladora”, un artefacto que usaba un fuelle para generar sonido. Pero aunque ya se asimilaba mucho al funcionamiento del aparato fonador, la máquina tenía sus limitaciones (y una historia algo dudosa con un invento anterior, “El Turco ajedrecista”, que resultó ser un «truco»).
El vocoder
El Vocoder, fue el primer aparato sintetizador de voz.
Fue inventado en los años 20, y utilizado en los años 30 como codificador de voz para telecomunicaciones. Principalmente se usaba en seguridad. Para digitalizar, cifrar y transmitir voz en un canal, a través de sonidos electrónicos, dando como resultado una voz inteligible y mecánica .
Se hizo muy popular como efecto de voz en la música, a partir de los años 70 en las canciones Disco de moda de la época. Algo así como hoy en día lo hace el Autune, aunque sus funciones son diversas.
El Sonovox
El Sonovox fué inventado por Gilbert Wright en 1939. Este dispositivo consistía en dos micrófonos colocados al revés en la garganta, que convirtiéndose en altavoz y conectados a un reproductor de sonido, reproducían las vibraciones producidas por la resonancia.
A comienzos de los 60 el músico Bill West inventó el Steel Guitar, un amplificador de guitarra que enviaba el sonido, hacia a un mini altavoz en un espacio cerrado. De este este lugar salía un tubo hacia la boca del cantante, que podía modular su sonido.
Esta invención dió lugar al Talk Vox que recobró protagonismo 20 años después con la intro de «Livin ‘ On A Prayer» del grupo Bon Jovi
En 1961, las máquinas cantaron por primera vez y un ordenador IBM modelo 7094, fue el primero. A través de una voz sintetizada la computadora cantó Daisy Bell, canción compuesta por Harry Dacre en 1892.
Como dato curioso, el tema que aparece en la emotiva escena de la película «2001 Odisea del Espacio» de 1968. Durante la desactivación del pc inteligente HAL 900, pierde su mente y «muere» cantando «Daisy Bell», una de las primeras cosas que aprendió «de niño», cuando fue programado.
Más de 50 años después, en Japón, el profesor Hideyuki Sawada, inventó la «Boca habladora robótica«. Una réplica robótica de una caja de voz con un aspecto que podría perseguirte en tus peores pesadillas, y que además canta mal. Muy mal.
Pero eso sí, fue creado con la mejor de las intenciones, facilitar la comunicación a personas que perdieron su voz o entrenamiento de personas sordas. Usando ocho cuerdas vocales artificiales y ajustando el tono a medida que se escucha a sí mismo, imitaba el sistema del habla humana.
Aquí puedes escuchar al doctor y su boca habladora.
Voces robóticas, los robots comienzan a hablar
Kismet es un tierno robot con cara de Gremlin, creado en los 90 por la Dra. Cynthia Breazeal. Se encuentra en el Instituto Uto de Tecnología de Massachusetts. Apenas tiene vocabulario, ni idioma aparente, y se expresa únicamente con sonidos.
Es capaz de reconocer e imitar emociones humanas. Tiene expresiones faciales, y capacidad para ajustar la dirección de la mirada y la orientación de la cabeza
Sus gestos y sonidos «cantarines» facilitan una relación empática con el, a través del contacto visual o la imitación, recordando a formas más primitivas y orgánicas para reconocer otras criaturas e identificarnos con ellas.
¿Un futuro sin voz humana? Qué nos dice la tecnología sobre el futuro de la comunicación humana
Existen librerías de voces cada vez mas realistas y expresivas, ya sea para mmejorar la accesibilidad las personas, proporcionar información o facilitar tareas diarias
La idea de que las máquinas puedan llegar a sustituir nuestra voz parece lejana, pero la realidad es que ya estamos caminando hacia un futuro en el que las máquinas comienzan a tener un papel activo en nuestras conversaciones. Los dispositivos de voz , han abierto una puerta que, aunque interesante, plantea muchas preguntas.
¿Realmente necesitamos que las máquinas hablen como nosotros? Y si lo hacen, ¿realmente serán capaces de captar nuestros matices emocionales?
¿Las máquinas sustituirán a la voz?
La tecnología abre nuevos caminos, para que esta interacción entre el humano y el robot sea fluida. Nos comunicamos con nuestros dispositivos, utilizando tonos y expresiones que las máquinas aprenden.
Tal vez en el futuro se lograrán conversaciones aún más fluidas entre humanos y máquinas, pero por ahora, la voz humana sigue siendo única.
Y, francamente, no importa cuántos robots hablen, siempre habrá algo que no pueden captar: la autenticidad de nuestras emociones, las imperfecciones que nos hacen humanos y, sobre todo, esa magia de una voz que puede conectar con los demás a un nivel mucho más profundo.
“Un ordenador, ya sea un robot o un androide, nunca podrá reemplazar a la voz humana. La voz humana, crea algo nuevo a cada instante, no podemos decir lo mismo dos veces, porque no somos copias, somos los originales”
– Jean Abitbol. Otorrinolaringólogo, logopeda. Jefe de Clínica de la Facultad de Medicina de París.